martes, 10 de febrero de 2015


Aún hoy
si alcanzase a ver
sus ojos difusos como el loto;
si aún hoy pudiera verla,
abrumada por el peso de sus senos hinchados,
la apretaría entre mis brazos
y bebería de su boca hasta la hartura
como liba la flor una abeja embriagada.

Aún recuerdo
sus enormes ojos,
sus pupilas trémulas,
moviéndose sesgadas,
rotando nerviosas
al despertar
acuciada por el deleite.

Y la recuerdo luego
retozando en la profundidad de la pasión
como un cisne real en un estanque de lotos,
y al amanecer despertando
cabizbaja de vergüenza.

Aún hoy
en el término de mi vida,
recuerdo el rostro de mi amada
recorrido por gotas de sudor,
untado con pomadas
lustrosas como el oro
y brillando
como el disco solar liberado de eclipses.

Aún hoy veo
sus ojos temblorosos
por la fatiga que deja
el disfrute del amor.

Aún hoy pienso en ella,
hija del mejor de los reyes,
en sus ojos extraviados
por la indolencia que produce 
la fascinación
de una pletórica adolescencia.

Aún hoy la recuerdo
como un canto celestial,
como un próspero genio,
como un músico divino,
como una virgen ofidia,
como una diosa caída del cielo.

Bilhana, Caurapâñcâśikâ
Aún hoy
si alcanzase a ver
sus ojos difusos como el loto;
si aún hoy pudiera verla,
abrumada por el peso de sus senos hinchados,
la apretaría entre mis brazos
y bebería de su boca hasta la hartura
como liba la flor una abeja embriagada.

Aún recuerdo
sus enormes ojos,
sus pupilas trémulas,
moviéndose sesgadas,
rotando nerviosas
al despertar
acuciada por el deleite.

Y la recuerdo luego
retozando en la profundidad de la pasión
como un cisne real en un estanque de lotos,
y al amanecer despertando
cabizbaja de vergüenza.

Aún hoy
en el término de mi vida,
recuerdo el rostro de mi amada
recorrido por gotas de sudor,
untado con pomadas
lustrosas como el oro
y brillando
como el disco solar liberado de eclipses.

Aún hoy veo
sus ojos temblorosos
por la fatiga que deja
el disfrute del amor.

Aún hoy pienso en ella,
hija del mejor de los reyes,
en sus ojos extraviados
por la indolencia que produce
la fascinación
de una pletórica adolescencia.

Aún hoy la recuerdo
como un canto celestial,
como un próspero genio,
como un músico divino,
como una virgen ofidia,
como una diosa caída del cielo.
- See more at: http://otrolunes.com/archivos/16-20/?hemeroteca/numero-17/sumario/punto-de-mira/poesia-en-india-y-sri-lanka/el-cantar-de-los-cantares-y-su-huella-en-la-poesa-india.html#sthash.NY7luFeB.dpuf

No hay comentarios:

Publicar un comentario