Me harté de palabras, palabras, palabras,
nada puedo pretender del habla racional
cuando por las noches, sobre el tejado,
el follaje golpea como una viuda harapienta.
Oigo mal, el nocturno idioma de la viudez es incomprensible.
Entre nosotros hay parentesco.
Entre nosotros no hay parentesco.
Y si repito a los árboles desquiciados
que mis mangas en el rocío están hasta los codos,
nada pueden responderme excepto un gemido.
Arseni Tarkovski
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