miércoles, 18 de marzo de 2015

Rauda nube manando sobre la colina del norte,
un momento oscura, luego desvaneciéndose
para ascender en palpitante multitud
de alas, volviendo a girar, regresando, derramándose
en corriente de invisible viento, condensando
en negro núcleo para estallar de nuevo
en humo de vuelo llevada por el viento, alzado
polvo movido por la voluntad
de un alma sola en incontable alegría, y yo
el contemplador me elevo con su elevarse, me vierto
con la nube en descenso de los vivos, leída en el cielo del ocaso
la palabra sin fin que ellos deletrean: deleite.

Kathleen Raine

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